domingo, 3 de abril de 2016

Carta abierta del hermano mayor



     Hoy, cuando celebramos el 2º Domingo de Pascua, y con la perspectiva que nos dan los días pasados desde el Viernes Santo, permitidme que escriba estas líneas en un momento de reflexión para dar simplemente las gracias.

     Se me hace difícil y fácil a la vez, ya que no quiero olvidarme de nadie, agradecer a todas las personas que han colaborado para que nuestra Estación Penitencial haya sido fiel reflejo de nuestra devoción.

     En primer lugar gracias a la Junta de Gobierno de la cofradía por estar siempre ahí, somos más que un grupo de hermanos una gran familia, y eso se nota en el día a día. Todos los equipos de trabajo; albacería, “cuadrilla de las diez”, intendencia, liturgia, mayordomos, jefes de trono, comisión externa etc. Gracias por estar siempre al quite.

    A los que siempre serán mis Hermanos Mayores; Miguel, Domi, Gabriel y Guti, por sus sabias palabras, consejos y algún que otro capotazo.

     Al primer Hermano Mayor de la cofradía, Don Francisco García Ciruelo, por poner cada día más bella, si ello fuera posible,  a la Santísima Virgen en su trono de sueños plateados.

     Gracias a las personas que donaron los claveles para que el Cristo del Amor tuviera el mejor de los jardines para ser descendido, y como no, a las hermanas que recogieron en una mañana  muy ventosa y desapacible,  todas esas donaciones. También agradecer a la familia González Rodríguez su suculento ajobacalao.

     A Don Manuel Ortega Cobacho, por estar año a año colaborando y aportando lo mejor de su persona y de su vehículo para la logística de la cofradía, aunque sabemos que eres “Piadoso” convencido, también nos consta que la Señora del palio morado te robó el corazón hace tiempo.


     Agradecer a los encargados de iluminar cada año el camino al Amor y a la Caridad su comportamiento y fidelidad, y por hacer penitencia bajo esos capirotes infinitos repletos de fe.

     Gracias a la mejor horquillería de nuestra Semana Santa, las habrá más capaces, más numerosas, más acompasadas, pero permitidme decir, que no la hay con más fe y cariño a lo que llevan sobre sus hombros. En este apartado también incluyo a los componentes del novedoso “Submarino de la Caridad”. Muchas gracias Alberto y compañía porque vuestra presencia se ha dejado notar para bien, aunque también os digo que sois los más afortunados del Viernes Santo veleño, pues tenéis más cerca que nadie a nuestra Madre de la Caridad, seguiremos “tintinabuleando”.


     A la banda de música “Las Golondrinas” agradecer su profesionalidad y algo que va más allá de lo meramente  firmado en un contrato.

     A nuestra banda de cornetas y tambores que voy a decirles, son uno de los pilares de la cofradía desde hace 25 años. Cuando en este Viernes Santo encerramos los tronos en el tinglado y fui a saludarlos, me encontré que chicas guapísimas junto a tipos enormes como torres se abrazaban y lloraban emocionados. Esa es la grandeza de la Banda de la Caridad, su humildad y sacrificio, gracias de todo corazón y continuad celebrando esos merecidísimos 25 años, que esto acaba de empezar.

     También quisiera dar la gracias a la Comisión de Infraestructura de la Agrupación de Cofradías por su diligencia en facilitarnos el trabajo y las “vallas” en estos días, a la Policía Local y Protección Civil, a las familias Andérica y Peña Méndez y a la que nos cedió el local en Capuchinos para la banda. A los medios de comunicación por llevar nuestra procesión a todos los rincones del mundo y a los fotógrafos que han inmortalizado todo lo sucedido en una noche inolvidable para todos y que aprovecho para solicitarles que utilicemos sus trabajos en nuestra redes sociales.

     Por último permitidme dar las gracias a mi familia por “sufrir” mis largas ausencias, al Padre Jesús por sus palabras en la salida y acompañarnos por casi medio recorrido a pesar de sus achaques, a los Hermanos Mayores y cofrades de otras corporaciones por sus consejos y palabras de ánimo.

      También quisiera pedir perdón si en algún momento no he estado a la altura de lo se podía esperar, y repetir las  gracias por el trabajo y el apoyo de todas y cada una de las personas, hermanos y devotos, que han dado lo mejor de cada uno de ellos para hacer del 25 de marzo de 2016, un Viernes Santo de Amor y Caridad. 

Recibid un abrazo del “menor de vuestros hermanos.” Paz y Bien.

Agustín Peláez Jurado