Allí, rodeados de amigos y
hermanos, intentábamos acrecentar la labor y el compromiso de todos para no
sufrir, como en años atrás, la falta de hombros para portar al Amor y la
Caridad. En esa jornada, hablábamos ilusionados de la nueva campana que
estrenaría el trono de la Virgen, del nuevo miembro del equipo de jefes de
trono del Cristo, y del flamante uniforme de gran gala que los músicos de
nuestra banda estrenarían en esta Cuaresma.
En aquellos felices días, nadie sabía de un pequeño contagio debido al parecer a un nuevo virus que estaba creciendo en una de las ciudades más populosas de la lejana República Popular China.
Y con estas llegó la Cuaresma a
finales de febrero, y el tradicional Triduo que la Hermandades con sede
canónica en la iglesia de Santiago del Real Convento de San Francisco, celebrábamos
el primer fin de semana de este tiempo litúrgico de espera.
Así fue como de la noche a la
mañana se aprobó un estado de alarma sanitaria a nivel nacional, que traía
consigo un confinamiento domiciliario que en principio iba a ser de 15 días y
que se convirtieron en tres meses.
Todas las ilusiones, el trabajo
de todo un año, los gastos ya realizados y un largo etcétera se vinieron abajo.
Pero eso no era lo peor, lo peor era la incertidumbre de no saber a qué nos
exponíamos, una pandemia que en las primeras semanas se llevaba por delante la
vida de miles de conciudadanos y donde lo único seguro era no salir de nuestras
casas para evitar el contagio.
Así pasamos los primeros días, en
un tono de temor pero también de hacer las típicas chapuzas caseras que siempre
se quedaban atrás por la falta de tiempo. En una sociedad como la nuestra,
acostumbrada al contacto cercano con los demás, esa falta quizás fue lo más
duro, y empezamos a tirar del teléfono, de las aplicaciones de mensajería y de
las redes sociales.
Como la juventud es inquieta, desde los grupos de jóvenes cofrades de las distintas Hermandades, se comenzaron a idear propuestas para que los hermanos de menor edad se entretuvieran en esas primeras semanas de no pisar la calle.
También desde nuestro grupo
joven, se comenzó a publicar a través de las distintas redes sociales que tiene
la cofradía, sencillos dibujos de temática procesionista, para que los peques
los pudieran colorear.
Pero quizás, la idea más
aplaudida y popular que se realizó, fue la creación del “Trivial Cofrade
Carideño”. Cada día, se formulaba a través del “Facebook” e “Instagram” de la
cofradía, preguntas sobre la historia, patrimonio y curiosidades de nuestra
Hermandad con varias opciones de respuesta, donde los participantes podían
contestar directamente pulsando las pestañas o a través de comentarios. La idea
fue muy bien acogida por todos y la participación muy alta, consiguiendo así
los dos objetivos que se habían buscado; por un lado, dar a conocer la rica
historia de nuestro Hermandad, y que por un rato, los participantes se
evadieran de todo lo triste que estaba sucediendo en nuestro mundo.
La Cuaresma seguía su curso y
aquí me quiero detener en la gran labor que para nosotros tuvieron nuestro
Director Espiritual y nuestro Guardián del Convento de San Francisco.
En un confinamiento donde no se
podía salir de casa, lo más duro para las personas de fe, quizás fue el no
poder asistir a las distintas Eucaristías, ni participar en los diferentes
cultos de estas fechas.
Y así llegamos a los días de la
Semana Santa. Aquí de nuevo hay que resaltar el trabajo de los jóvenes de la
cofradía, que prepararon y editaron videos de los primeros años en que la
Virgen de la Caridad hacía su Estación Penitencial después de rescatarla del
desván.
Los Viernes Santos de los años
1973, 74, 77, 88, 90 y 91 donde vimos la evolución de la cofradía en la calle,
y por supuesto la del año 2005, donde salía por primera vez el Misterio del
Descendimiento, nos hicieron retrotraernos a otros tiempos en que éramos
inmensamente felices, aunque no lo sabíamos.
Pero la traca final se dejó para el Viernes Santo. Primero y gracias a la iniciativa de Axartel Televisión, se grabó un mensaje de nuestro Hermano Mayor para todos nuestros cofrades en que nos recordaba, que aunque no se tuviera procesión ni tronos en la calle, donde hubiera caridad y amor, allí estaba Dios. A continuación, se conectaba con nuestra capilla en San Francisco, donde a la luz de uno de nuestros farolillos de mano, fray Salvador y fray José Antonio rezaban junto a todos nosotros a Jesús y María, en una comunión perfecta a través de la televisión y redes sociales.
Antes, se había invitado a todos
los hermanos a que en sus casas, montaran un pequeño altar con fotos de
nuestros Sagrados Titulares, medallas, rosarios, etc. Y que encendieran velas
en los mismos a la hora prevista de la salida de nuestra estación penitencial,
para ser apagadas a la hora teórica del encierro. La iniciativa fue muy
seguida, y fueron muchas las fotografías de altares de se subieron a las redes
sociales.
A partir de ahí fue todo un
torbellino de emociones. Por el canal de You Tube de la cofradía se fueron
emitiendo distintos videos preparados por los jóvenes de la Hermandad par este
día. El primero fue un montaje donde distintos hermanos y hermanas nos contaban
que era para ellos el Viernes Santo. Después, habló la música a través de un
video que nuestra banda editó para contarnos sus sentimientos en lo que iba a
ser una Semana Santa tan especial para ellos. También los amigos de la banda de
música rondeña “Arunda”, por medio de su director, nos mandaba un mensaje de
cariño y compresión en una jornada tan intensa para estos jóvenes de Ronda.
Así llegamos a las 19 horas y 15
minutos de la tarde, hora prevista para la salida de la cofradía desde la Plaza
de la Constitución. El encendido de la velas de las distintas capillas caseras
fue el comienzo de la publicación de diferentes videos donde se haría una
Estación Penitencial virtual. Subiendo imágenes de los distintos puntos del
recorrido, a la hora prevista de su paso de la cofradía por ellos, nos imbuimos
en una procesión realizada con la fe del corazón.
A las 1 de la madrugada se subió
el último video con el encierro de los tronos, tras él, la voz de nuestro
Hermanos Mayor nos resumía todo lo vivido en esa jornada, que finalizó con las
voces de los más pequeños de la cofradía, aclamando un “inocente” “El año que
viene, volveremos.”
Parecería que aquí finalizaba la
noche para nosotros, pero nada más lejos de la realidad, el grupo de
“WhastsApp” que tiene la cofradía, comenzó a llenarse de mensajes emocionados,
palabras de ánimo, oraciones de fray Salva y fray José Antonio, agradecimientos
y un sinfín de voces y lágrimas. Curioso el vivir que el Viernes Santo que
hemos estado más lejos unos de otros, haya sido en el que más unidos nos hemos
sentido.
Llegamos al mes de mayo y
empezamos con las fases para hacer una vida más o menos normal. De vuelta a
visitar a nuestros Sagrados Titulares en su capilla después de meses sin poder
hacerlo. También comenzó la rutina de hacer turnos de limpieza y desinfección
de nuestra iglesia de San Francisco junto a las demás cofradías de la casa
franciscana, en fin, un volver a la “nueva normalidad”.
También y gracias a la iniciativa
de nuestros frailes y de la televisión local Electrovideo Vélez, cada sábado de
mayo, se retransmitió la misa desde cada una de las capillas cofrades de San
Francisco.
El primer sábado de julio
celebramos el aniversario de la bendición de nuestro Sagrado Titular, el Stmo.
Cristo del Amor de una forma muy diferente a como lo hicimos un año antes por
su XXV aniversario.
Si en 2019 la talla salida de las
gubias del siempre recordado Don Manuel Hernández León, presidia majestuoso el
altar mayor de la iglesia de Santiago, rodeado de cientos de cirios, en este
año toda la ceremonia se realizó desde nuestra capilla, donde el equipo de
albacería de la Hermandad, realizó un gran trabajo enmarcando la talla del
Cristo del Amor en un dosel de damasco morado y sobre un muy especial calvario.
Señalar que la Eucaristía fue retransmitida en directo por la televisión local
Velevisa.
Y así pasó el verano hasta llegar al mes de septiembre, un mes que es muy importante entre nosotros, ya
Pues sí, después de más de 30
años acompañando a la Virgen por las calles de la feligresía de San Francisco,
en 2020, no pudimos hacerlo de la forma y manera acostumbrada. No por ello los
actos y cultos que preparamos se quedaron por debajo de lo esperado.
La imagen de la Virgen de la
Caridad, bellamente ataviada por su nuevo vestidor, Don Francisco Javier
Santacruz, con un nuevo manto burdeos regalo de hermanos y devotos, presidió
desde el sábado 12 de septiembre, festividad del Dulce Nombre de María, su
capilla franciscana desde la bella peana de su trono procesional, escoltada la
Virgen por dos ángeles pasionistas y flores y cera. Así estuvo toda la jornada
recibiendo la veneración de los fieles.
La jornada del domingo comenzó
temprano como es tradicional en la cofradía por estas fechas, y a las ocho de
la mañana comenzamos con el rezo del rosario en nuestra capilla. A
continuación, fray Salvador Jiménez ofició la misa de Acción de Gracias y
finalizamos la misma con el canto de la Salve a la Virgen de la Caridad.
En octubre participamos de forma
activa en la festividad del Seráfico Padre San Francisco celebrada en nuestra
Sede Canónica y noviembre lo dedicamos a recordar a los hermanos fallecidos en
el último curso, que debido a la pandemia, el listado de ellos fue
dolorosamente largo.
Así llegamos a diciembre donde
participamos de forma activa en la novena a la Inmaculada Concepción de la
Virgen y ayudamos a realizar el fabuloso Belén que cada año se monta bajo el
coro de nuestra iglesia.
Terminó así un año que ya quedará
marcado, como es natural, en la historia de la humanidad. Solo esperamos y
pedimos a nuestros Sagrados Titulares que no a muy largo plazo se encuentre una
solución veraz a esta pandemia, para que al menos podamos recuperar algo de lo
que éramos, y continuar dando culto público al Cristo del Amor y a la Virgen de
la Caridad.